Si se hace referencia a la parroquia de Kibeho como lugar de peregrinaje y aparición es porque el 28 de noviembre de 1981, una joven estudiante de la escuela de Kibeho, llamada Alphonsine Mumureke, afirmó haber visto a una Dama de inigualable belleza que se presentó como "Nyina wa Jambo", es decir, "Madre de la Palabra", inmediatamente reconocida por la supuesta vidente como la Santísima Virgen María, madre de Jesús Salvador. Este fenómeno luego se repitió varias veces. Las apariciones fueron aprobadas el 29 de junio de 2001.
Entre los aspectos que apoyan la credibilidad de las apariciones en Kibeho, uno de los más importantes es sin duda el "diálogo" de los videntes con Nuestra Señora, la calidad del mensaje en sí.
Ciertamente hubo muchas apariciones en Kibeho, y el período en que ocurrieron fue muy largo; los elementos constitutivos del mensaje, sin embargo, se dieron en los dos primeros años de las apariciones, es decir, antes de finales de 1983. Nuestra Señora dio a sus videntes varios mensajes, pero nunca se resistieron; podemos ver fácilmente varios puntos en común en ellos. En el contexto de esta declaración, se limitan a una breve descripción. En general, este mensaje se puede resumir en los siguientes temas:
1. Un llamado urgente al arrepentimiento y conversión de corazones:
"Arrepiéntete, arrepiéntete, arrepiéntete!"
"Cambiar, mientras aún hay tiempo"
2. Evaluación del estado moral del mundo:
"El mundo se está portando muy mal"
"El mundo corre hacia su destrucción, caerá al abismo", "se hundirá en innumerables e inexorables catástrofes".
"El mundo se rebela contra Dios, comete demasiados pecados, no tiene amor ni paz"
"Si no te arrepientes y conviertes tu corazón, caerás al abismo"
3. El profundo dolor de Nuestra Señora:
Los videntes dijeron que vieron a la Madre de Dios llorando el 15 de agosto de 1982. Nuestra Señora estaba muy entristecida por la incredulidad y la falta de arrepentimiento de la gente. Se quejó de nuestro mal estilo de vida, que se caracteriza por la promiscuidad moral, la mala semejanza y la constante desobediencia a los mandamientos de Dios.
4. "La fe y la incredulidad vendrán sin ser vistas"
Estas misteriosas palabras fueron repetidas por María a Alfonsine al comienzo de las apariciones. Se le pidió que se los repitiera a otras personas.